Cuando varios países
de África se prestan a intensificar la
criminalidad de las relaciones homosexuales, en una presentación de la cadena CNN el famoso evangelista
Rick Warren en lugar de crítica ofrece una muy pobre racionalización para esta clase
de atrocidades del siglo XXI.
Entre las barbaridades que esta gente nos tiene
acostumbrados a escuchar, Warren dijo que actuar conforme a las atracciones homosexuales
no es diferente de pegarle una trompada
en la nariz a alguien que no nos cae bien.
Según el evangelista las
conductas homosexuales responden a los
sentimientos y los sentimientos no siempre son buenos, y las
compara con el sentimiento que uno puede tener de pegarle a una persona que le
resulta antipática, pero que se reprime porque eso está mal.
De igual modo las personas homosexuales deben reprimir y anular (?) sus atracciones
hacia las personas del mismo sexo.
¿Puede entenderse semejante ignorancia por no decir semejante
barbaridad? Claro que no… ni siquiera
merece una explicación. Lo cierto es que
estas personas no pueden diferenciar una cosa de otra, no pueden comprender el
significado de la sexualidad, ni su centralidad en la vida de las personas,
tampoco la necesidad natural de
compañerismo e intimación que surgen como resultado de la atracción sexual que
los cristianos creemos fue puesta por Dios para romper con la soledad aún antes
que para la procreación. (“no es bueno
que el ser humano esté solo” vino primero)
Aun admitiendo la tremenda ignorancia, lo verdaderamente inadmisible es la falta de
compasión, la incapacidad para entender las necesidades humanas y ponerse en el lugar del otro. Eso es imperdonable.