miércoles, 29 de febrero de 2012

ANGLICANOS CONSERVADORES

El obispo Rowan Williams, en un discurso sobre “derechos humanos y fe religiosa” pronunciado ante el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, se ha mostrado a favor de que las leyes eviten la discriminación de las personas homosexuales, pero en su opinión eso no faculta a los legisladores para llevar a cabo cambios que él considera “culturales”, como abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Williams ha mostrado su preocupación porque las leyes impongan lo que ha llamado “estándares culturales ajenos”.No se trata, ni mucho menos, de la primera vez que el arzobispo de Canterbury hace funambulismo con los derechos LGTB. En septiembre de 2010, Rowan Williams, empeñado contra viento y marea en mantener la unidad del anglicanismo frente a las amenazas de cisma de sus sectores más conservadores, expresó su acuerdo con el hecho de que clérigos abiertamente homosexuales fueran nombrados obispos… siempre y cuando se mantuvieran célibes, una obligación que no existe para los obispos anglicanos heterosexuales. Y es que tanto la iglesia de Inglaterra, a nivel local, como toda la comunión anglicana, a nivel global, viven desde hace tiempo fuertes tensiones debido al empeño de su sector más renovador de abrirse a las personas homosexuales. La iglesia episcopal, rama estadounidense de los anglicanos, es la que ha dado pasos más sólidos en ese sentido, al romper con la moratoria autoimpuesta por los comunión anglicana y ordenar obispos y obispas abiertamente homosexuales, así como bendecir a las parejas del mismo sexo. En el otro extremo se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas.

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