Esther Baruja, ex coordinadora de CEGLA que ahora vive en Chicago, EEUU nos comparte una reflexión digna de ser leída y meditada.
El texto es:
Marcos 1:40-42 Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo:—Si
quieres, puedes limpiarme. Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la
mano, lo tocó y le dijo:—Quiero, sé limpio.Tan pronto terminó de hablar,
la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio.
quieres, puedes limpiarme. Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la
mano, lo tocó y le dijo:—Quiero, sé limpio.Tan pronto terminó de hablar,
la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio.
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