Juan Stam[1]
y su mirada sobre la homosexualidad
¿Una Homofobia muy bien
disimulada?
Hoy día Juan Stam, de origen
estadounidense pero radicado por décadas en Costa Rica se ha convertido en un apreciado
referente de las iglesias evangélicas
tradicionales pseudoprogresistas de
América Latina.
El tema de la homosexualidad
figura entre sus diferentes trabajos y artículos, la mayoría de ellos
publicados en su Blog personal. Mencionaremos
brevemente tres de sus artículos en los que intenta realizar una crítica a
sendos trabajos de estudiosos reconocidos como son Irene Foulkes y Renato Lings (ambos
publicando en español y para Latinoamérica) y especialmente Dale B. Martin,
profesor de estudios religiosos nada menos que en la afamada Universidad de
Yale. Sin embargo concentraremos nuestro
énfasis en la ideología y los presupuestos subyacentes en esos artículos de Stam, particularmente en la introducción de uno de
ellos donde la ideología de autor se
hace bastante evidente dando a entender que la Biblia desaprueba toda clase de
relaciones entre personas del mismo sexo.
Lo más notable en todo esto es
que Stam parece adoptar una actitud mesurada intentando indagar en una “relectura
fiel –del mensaje bíblico- para nuestro contexto actual” teniendo en cuenta, como dice en una parte
que es necesario “un diálogo entre la Biblia y la cultura, el pasado y el
presente, el texto y el contexto” mientras que a lo largo de sus artículos
parece mostrar un tanto lo contrario aferrándose a sus prejuicios por ejemplo cuando sostiene taxativamente que
“queda bien claro que el adjetivo
arsenokoitês significa ” siendo éste
según su opinión “su sentido obvio, aparentemente natural” y que el trabajo de Martin apela a un
argumento que no resulta convincente. Con esto Stam pretende confirmar la
interpretación tradicional en cuanto a que 1Co 6:9 condena todo tipo de
relaciones homosexuales.
¿Será que Stam –como tan
frecuentemente ocurre con otros autores
conservadores- no hace más que acercarse al texto bíblico dando por sentado de antemano que éste condena
todas las expresiones de homosexualidad, incluso aquellas duraderas,
comprometidas y amorosas? Por cierto
algunas de sus expresiones denotan ciertos prejuicios, como cuando se refiere a la “situación difícil” de las
personas homosexuales, o cuando afirma que los “no muy numerosos textos
bíblicos que pueden relacionarse con la homosexualidad (en realidad tan solo cinco o seis en toda la
Biblia) parecen ser bastante explícitos”.
También es objetable su utilización del término homosexualidad,
refiriéndose a los actos homosexuales y no a la orientación sexual, dos cosas muy diferentes que se suelen prestar a confusión y cuando repetidas
veces habla de los “defensores de los derechos homosexuales” en un tono que no
deja de ser peyorativo y en ningún momento reconociendo la legitimidad de
muchos de esos derechos.
Sus objeciones respecto de los
trabajos de Foulkes y Lings en cierto
modo podrían ser atendibles considerando
que ambos autores realizan una exégesis un tanto estrecha. Foulkes respecto los términos malakós
y arsenokoitês como haciendo referencia a la pederastia (el primero para los
niños y adolescentes y el segundo para los adultos pederastas) y Lings
aventurándose a una osada interpretación que restringe Levítico 18:22 y 20:13 a conductas incestuosas de varones dentro del
clan familiar (una lectura que tampoco debería ser completamente desestimada).
En tanto no debería suceder lo mismo con el estudio de Dale Martin sobre los
dos términos de 1Co 6:9 que Stam asocia con toda clase de actividad homosexual.
Los argumentos del profesor de Yale han merecido mucho respeto de parte de numerosos académicos y en tal sentido jamás
deberían ser tratados peyorativamente.
La investigación de Martin sobre la aparición de los términos malakós y arsenokoitês en la literatura griega extrabíblica introduce elementos importantes para la
comprensión del significado de estas dos palabras que tienen la desventaja de
ser, la primera muy ambigua y la segunda muy rara (sólo aparece dos veces en
toda la Biblia). Sin embargo Stam lo desestima rotundamente quizá porque se
resiste a admitir una interpretación
diferente a la propia. Dale Martin
descubrió algunos textos en los que el
término arsenokoitês figura dentro de listas de vicios (como técnicamente
se las denomina, como el caso de 1Co 6:9-10) y donde parece hacer referencia a
injusticias de carácter económico que Martin asocia con algunas formas de
explotación sexual de carácter económico.
Stam rechaza la interpretación de Martin por más que resulta demasiado evidente. En uno de los casos, el de los oráculos
Sibelinos 2.70-77 apela a la teoría de
la interpolación posterior, por más que se trataría -en caso de haber sido así- de una interpolación un tanto extraña,
pues colocaría el término en cuestión dentro de la sección de delitos económicos
en lugar de hacerlo en el grupo de
ofensas sexuales donde en todo caso tendría más sentido.
Sin embargo existe una importante
diferencia entre las interpretaciones de Stam
y de Martin. Mientras el primero concluye que ambos
términos se refieren “claramente” a los participantes del rol pasivo y activo dentro de una relación homosexual (insinuando la
condenación bíblica) Martin reconoce las
dificultades que estas palabras presentan a los estudiosos señalando que “no está
reclamando que conoce el significado exacto de estos términos, sino que en todo
caso nadie lo sabe con seguridad” razón por lo cual deberían utilizarse con suma prudencia y
nunca lisa y llanamente como sinónimo de
homosexual.
Para concluir, repasemos algunas
reflexiones que Stam parece no haber tenido
en cuenta:
1) Que los textos bíblicos desconocen el concepto
moderno de homosexualidad como orientación sexual.
2) Que
1Co 6:9 lo mismo que 1Ti 1:10 solamente hacen referencia a conductas sexuales
exclusivamente entre varones, lo mismo que el resto de los otros cinco o seis
textos bíblicos cuando sabemos que el concepto de homosexualidad es más amplio
incluyendo al lesbianismo y la bisexualidad.
3) Que
todos esos textos bíblicos responden a fuertes presuposiciones socio-culturales,
algunas relacionadas con el género como
lo son la superioridad del varón sobre la mujer y del que penetra en una relación
sexual sobre la persona penetrada. En
tal sentido sabemos que la homofobia muy
común en muchas de las culturas antiguas
se basaba en el afeminamiento del varón que se degradaba al ser penetrado en
una relación homosexual equiparándose a la mujer.
4) Que
la lista de 1Co 6:9-10 engloba un conjunto de actos
de injusticia (adikia;6:9a) y
en tal sentido cuesta mucho entender que allí se incluya a personas del mismo sexo que
respondiendo a su orientación homosexual que es fija e inmutable establecen
relaciones duraderas basadas en el amor y el compromiso respondiendo a una
necesidad de intimación y compromiso que forma parte de la naturaleza humana
puesta por el Creador.
5) Que
en lo referente a la interpretación de Martin, otro texto muy conocido como es
1Ti 1:10 nos proporciona interesante información al agrupar arsenokoitai con pornos (prostitutos varones) y andropostai
(traficantes de esclavos) en lo que se comprendería como una cadena de
explotación económica sexual que puede abarcar la prostitución, la pederastia y el abuso de
esclavos, conductas sexuales comunes en el mundo mediterráneo que conoció el
Apóstol Pablo.
6) Finalmente
reconocer la actitud irresponsable de los intérpretes tradicionales que solo quieren ver aquí la condena de la homosexualidad cuando si hay
algo de lo que podemos estar bien seguros es que ningún estudioso honesto tiene
certeza sobre el exacto significado de los dos términos en cuestión. Esta clase de actitud ha provocado y sigue
provocando un inmenso daño y sufrimiento a muchísimos creyentes homosexuales que han caído presos de la
retórica fundamentalista homofóbica, contradiciendo las propias palabras de Stam en cuanto a que los
cristianos deberían “expresar compasión, misericordia y sed de justicia hacia
los homosexuales y lesbianas”. El Señor
Stam debería comenzar por casa.
Marcelo Sáenz
CEGLA
[1] Juan Stam, nacido en Paterson (Nueva Jersey, 1928), en
una familia de origen holandesa. Stam cursó sus estudios universitarios en la
Universidad de Wheaton, Illinois (Bachillerato en historia 1950; Maestría en
Nuevo Testamento 1955) y en el Seminario Fuller (Bachillerato en teología
1954). Después de estudios de literatura y filosofía en la Universidad de Costa
Rica (1957-1961), hizo los estudios doctorales con Oscar Cullmann, Bo Reike y
Karl Barth en la Universidad de Basilea, Suiza, obteniendo su doctorado en teología
en 1964. También realizó estudios post-doctorales en la Universidad de Tubinga,
Alemania, con Hans Küng, Walter Kasper, Jürgen Moltmann, Ernst Kaesemann y Otto
Michel.
Se casó con Doris
Emanuelson en 1954, y a fines del mismo año emigraron a Costa Rica, donde
comenzaron su ministerio con un pastorado rural en el norte del país. Son
costarricenses naturalizados desde hace muchos años. También ha enseñado en
universidades y seminarios en casi todos los países de América Latina y en la
India, Holanda, Estados Unidos y Canadá.
Juan Stam es autor de
“Apocalipsis y profecía”, “Escatología bíblica y misión de la iglesia”,
“Profecía bíblica y misión de la iglesia. Hasta el fin del tiempo y hasta los
fines de la tierra”, “Haciendo teología en América Latina” (2 tomos, 2004 y
2005) y “Comentario del Apocalipsis” (4 tomos). Es autor también de “La
Historia de la Salvación y la Misión integral de la iglesia”, en La Misión de
la Iglesia, Valdir Steuernagel (ed.), y “La misión en el Apocalipsis”, en Bases
Bíblicas de la Misión, René Padilla (ed.).
Ha escrito numerosos
ensayos y artículos en Diccionario Ilustrado de la Biblia, Pensamiento
Cristiano, Certeza, Boletín Teológico, además de “Apocalipsis y el Imperio
Romano”, en Lectura Teológica del Tiempo Latinoamericano y “Tomás Müntzer y la
Teología Latinoamericana”, en Teología Alemana y la Teología Latinoamericana.