El presidente de la desarticulada Exodus International volvió
a reconocer que las terapias de conversión pueden causar mucho daño y que nunca deberían ser practicadas a
menores de edad.
Aunque está casado con una mujer desde hace 16 años admite
que siente atracción por los hombres.
Aún así rechaza que le pongan el rótulo
de gay, bisexual o heterosexual.
En un reciente reportaje radial Alan Chambers dijo “estoy
felizmente casado. No ha habido en todos
estos años un solo día en el que me haya sentido tentado a ser infiel a mi
esposa. Yo diría que tengo una
orientación hacia ella… (?) Claro que tengo atracciones homosexuales, pero es lo mismo que diría un heterosexual casado que se siente atraído por otras mujeres…(?)
¿soy gay? Algunos podrán decir que si porque
siento atracción por los hombres, otros podrán decir que soy heterosexual
porque estoy casado con una mujer; finalmente otros podrán llamarme ex –gay porque
no vivo una vida gay….”
Estas palabras bastante contradictorias no nos cierran. En base a
mi experiencia con
evangélicos homosexuales casados, diría que Chambers -si en realidad es honesto- está tratando de autoconvencerse de su propio relato. Ningún varón homosexual es feliz con una mujer durante mucho tiempo. Pude quererla mucho, amarla digamos, pero sin
embargo su necesidad de intimación pasa
por otro lado, y cuanto más transcurre el tiempo más duro se le hace sostenerlo. Por eso no son pocos los que terminan
llevando una doble vida que como creyentes los tortura aún más.
De todos modos no estoy seguro de la honestidad de Chambers,
al menos si tenemos en cuenta a lo largo de cuantos años estuvo engañando a la gente con su discurso de
curar la homosexualidad.